Son varios los amigos que se han emancipado últimamente (o se van a emancipar en breve), es por ello, oye, que pongo la que yo creo que es una de las recetas fundamentales de la gastronomía española. Es muy sencilla de hacer, rápida y lleva los ingredientes básicos que toda cocina debe tener siempre (patata y huevo). Adicionalmente es una receta tan rica que admite múltiples variantes. Al lío.
INGREDIENTES:
PREPARACIÓN:
Pelamos las patatas y las lavamos. Cortamos en láminas finas (aproximadamente 0'5 cm de grosor). Salpimentamos. Aparte pelamos la cebolla y picamos en trozos pequeños. En abundante aceite, una vez templado (fuego medio), introducimos las patatas y la cebolla (el aceite debe cubrir a los dos ingredientes). Dejamos que se haga la patata dándole la vuelta de cuando en cuando para que no se pegue. Una vez hecha la patata (debe partirse bajo el peso de la espumadera) lo sacamos y escurrimos bien (aprentándolo con la espumadera si es necesario). Mi suegra, que hace unas tortillas infinítamente mejores que las mias, deja reposar la patata unos 15 minutos antes de seguir. En un bol grande cascamos, batimos y salpimentamos los huevos frescos. Incorporamos en el bol las patatas y la cebolla y mezclamos (este es el momento de innovar. Échale imaginación y lo que se te ocurra a tu tortilla). En una sartén (os acosejo que os reservéis una sartén sólo para tortillas y huevos fritos y que uséis una espumadera de las de plástico, no de metal. Evitaráis que se os peguen) ponemos un poquito de aceite (una o dos cucharadas) y dejamos que se temple (el fuego medio más bien bajito, es preferible quedarnos cortos de calor que pasarnos). Cuando el aceite esté caliente echamos la mezcla en la sartén. Lo dejamos que se vaya cuajando por abajo (moveremos de vez en cuando la sartén en círculos concéntricos y en plano, con alegría, para evitar que se pegue). Una vez pasado un tiempo prudencial (2 ó 3 minutos) llega el momento de darle la vuelta. Hay miles de métodos, pero el que yo uso es coger un plato hondo, pones el plato encima de la sartén (boca abajo) y te llevas la sartén al fregadero, sujetas con la mano izquierda el plato y, con un movimiento rápido de muñeca, das la vuelta a la sartén (opcionalmente ahora puedes echarle un poquito de aceite en la sartén, aunque no es necesario). Dejas que la tortilla se deslice en la sartén (de modo que la parte dorada quede arriba). Repites la operación hasta que quede lo cuajada que te guste.
TRUCOS Y VARIANTES:
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