jueves, 24 de mayo de 2007

COMO APARENTAR QUE SABES MÁS QUE LOS DEMÁS. CAPÍTULO PRIMERO: TIRAR UN POLLO AL HORNO.

Si estás harto de ser un novato en la cocina, de que se rían de tus spaguettis al Orlando y de no tener tiempo ni ganas para aprender a cocinar, has venido al blog más adecuado. Con unos sencillos trucos, un pequeño fondo de despensa y algo de maña e imaginación a la hora de ponerle nombre a las cosas podrás llegar muy lejos en la vida… Incluso, podrás hacerte una fantástica reputación entre tus amigos y familiares como un cocinero de éxito sin, en realidad, tener ni idea. Porque no es lo mismo freír unas simples patatas, que freír unas láminas de cecina y unas rodajas de plátano y alternarlas llamándolas Lasagna de Cecina y Plátano Afrodisíaca. ¿A qué no?

En realidad la Semifrío Cremoso de Rosas es yogur natural batido con azúcar y colorante,
pero ¿tú se lo vas a decir a alguien? Exacto. Yo tampoco.

Pues bien, a eso, a aparentar que haces más de lo que sabes, vamos a dedicar esta serie de posts. No es que quiera darme aires, pero yo soy una experta en aparentar que sé más que los demás y hasta hay por ahí gente que piensa que soy una gran cocinera. Pobres. Pero no, es todo fachada y haber invertido en una Thermomix. Aunque os aseguro que no hace falta comprar el último robot de cocina para seguir mis trucos. Es mucho más fácil que eso.

En nuestra primera clase de “Como aparentar que sabes más que los demás” vamos a trabajar con un manjar universal: el pollo. El pollo es un animal versátil y manejable que se deja hacer prácticamente de todo sin rechistar. Un ingrediente de mundo viajado y reconocido en todos los rincones del planeta. Pero sobre todo, una de los pocos platos que te van a permitir quedar como un rey/reina con un esfuerzo mínimo. Claro que si tu nivel es prácticamente igual a 0, entonces no te queda otro recurso que…. Tirar un pollo al horno.

De eso va precisamente nuestra primer post.

Tirar un pollo al horno requiere algo más que fuerza y puntería. Requiere un poco de inventiva. Pero sin pasarse. Es decir, que está bien improvisar y añadir un poco de esto y un poco de aquello a la cena de esta noche. Pero si esperas invitados echar los restos del cocido no es buena idea como tampoco esos chiles picantes que tu amigo te trajo de Guatemala. Mi consejo es… prudencia, amigo.


Con un pollo se puede desparramar, pero sin pasarse.

Basándome en siete años de ensayo acierto-error he desarrollado una serie de sencillas recetas alrededor del concepto Tirar Un Pollo Al Horno que rara vez fallan:

1.- Pollo a la miel y a las hierbas provenzales.

¿A qué suena bien? Pues huele mucho mejor y el esfuerzo es casi nulo. Para sacar adelante esta sencilla receta sólo necesitas un horno (preferentemente con opción de aire caliente+gratinador), 1 kg de alitas de pollo o un pollo entero de 1 kg, un tarro de cualquier tipo de miel, sal, aceite de oliva, un frasco de especias de Hierbas Provenzales (de las de Carmencita) y tres invitados hambrientos.

Preparación: calentar el horno en la posición aire caliente+gratinador (o posición recomendada de asado en caso de no tener esta primera) a 200º durante unos 15 minutos. Mientras tanto preparar el pollo. Con preparar el pollo me refiero a pasarlo por debajo del grifo de agua y limpiarlo, así como a quemar esas plumillas que el pollero no ha conseguido quitar. Pero también me refiero a sacar el pollo del congelador y descongelarlo en el microondas si tus invitados te han pillado por sorpresa y no tenías nada preparado. Nadie lo notará y quedarás la mar de bien. Una vez descongelado y limpio colocar en una bandeja de horno y salar sin pasarse. A continuación echar un poco de aceite de oliva por encima y distribuirlo con un pincel o una cuchara de madera, para que toda la piel del pollo quede ligeramente engrasada. Repetir el mismo proceso con la miel, sin importar en este caso que queden grumos, porque una vez gratinados son deliciosos. Cuando hayáis terminado el proceso, espolvorear hierbas provenzales por encima y meter el pollo al horno. Hornear durante unos 50-70 minutos, intentando abrir el horno lo menos posible, pero controlando que la piel no se pone negra. El aspecto tiene que ser dorado tirando a oscuro (como caramelizado) y crujiente. Antes de dar por terminada la cocción aseguraos de que el interior del pollo está bien hecho pinchando con un tenedor. Si salen como unas gotitas de agua es que todavía necesita un poco más. Mi recomendación en estos casos es que lo dejéis cinco minutos más pero quitéis la posición de aire caliente+gratinador y bajéis un poco la temperatura, porque en caso contrario la piel podría llegar a quemarse.

Presentación: Servir con guarnición de arroz salvaje (ya sabéis, esas bolsitas que venden en el supermercado que sólo hay que introducir unos minutos en agua hirviendo y escurrir) y ensalada de brotes tiernos con vinagreta de miel (receta para 6 personas: 6 cucharadas de aceite de oliva güeno, 3 de vinagre de sidra, 2 de miel, sal y pimienta. Echarlo todo en un bote vacío de cristal, poner la tapa y agitar hasta que te canses).

2.- Pollo asado a la manera de mi madre.

Más tradicional y con ese punto nostálgico que tiene toda la cocina en la que sólo usas los ingredientes de toda la vida. En este caso: un pollo de 1 kg, aceite a mansalva, sal, 3 patatas bien grandes, 1 cebolla y un poquito de laurel. Para cuatro hambrientos.

Preparación: precalentar el horno en posición normal (arriba y abajo) a 200º durante 15 minutos. Limpiar el pollo como en la receta anterior. Mientras tanto pelar la cebolla y las tres patatas y cortar en rodajas lo más finas posibles. Disponer una capa de patatas en el fondo de una bandeja de horno, rociar con aceite de oliva (sin quedarse corto, que nuestras madres no se preocupaban por esas cosas como el colesterol) y salar. Hacer otra capa con la cebolla y volver a repetir con el aceite y la sal. Por último, colocar el pollo y volver a salar y pringar con un chorrito de aceite. Dejar que la probabilidad decida donde caen las hojas de laurel en esta bella composición y tirar la bandeja al horno. Dejar asar durante una hora hasta que, al pinchar el pollo con un tenedor, no salgan gotitas de agua. El aspecto debe ser dorado suave y las patatas y la cebolla deben estar bien blanditas.

Presentación: este es el típico pollo que se sirve los domingos junto a una buena ensalada mixta y abundante pan. No requiere mucho más.

3.- Pollo Curry “my way”

Si tienes tiempo de reacción y te gustan las apuestas exóticas esta es una forma distinta de tirar un pollo al horno. Necesitas el susodicho pollo de 1kg partido en trozos, un yogur natural, sal, pimienta y el mejor curry que puedas encontrar o el típico bote de curry que hay en casi todos los supermercados. Mi recomendación es que te lo trabajes y tengas en casa siempre de reserva una bolsita de buen curry comprada en alguna tienda especializada. Aquí encontraréis unas cuantas en Madrid.

Yo suelo dejarme aconsejar por la dependienta de FoodLand y últimamente uso una mezcla denominada Garam Masala, que al igual que el curry es una mezcla de especias pero un poco más picante, pues dicen que combina clavo, canela, nuez moscada, pimienta negra y cardamomo entre otras especias como cúrcuma y chile.

Preparación: Macerar el pollo ya limpio y en trozos (que te lo parta el pollero, no seas burro) unas horas antes en una fuente con el yogur batido con unas cuantas cucharadas de curry y sal. Las cucharadas las dejo a tu elección, más fuerte o menos fuerte. Al menos dos, que sepa a algo. Dejar en la nevera tapado con papel film y remover de vez en cuando para que todo el pollo se empape de la salsa de yogur. Precalentar el horno a 200º con aire caliente+gratinador o, en su defecto, lo que recomiende la marca. Cuando llegue el momento de tirar el pollo al horno, escúrrelo bien y pásalo a una bandeja de horno. No guardar lo que sobre de la salsa porque no está tan rica sola. Dejar hornear durante una hora más o menos, comprobando que la piel no se quema.

Presentación: servir con arroz basmati exótico: preparar el arroz como indica en el paquete, escurrir y mezclar con un puñado de pasas, un pellizco de sal y un poco de coco rallado.

4 comentarios:

tirkha/MAP/Miguel Angel dijo...

guau, qué completo.
Al arroz basmati le van muy bien unos anacardos (yo les limpio la sal con un trapo antes de incorporarlos al arroz)

Anita dijo...

Imagino que venderán anacardos sin salar y sin freír (aunque perderían toda la gracia del sabor, porque todos sabemos que cuanto más engorde mejor sabe...jajajaja), en alguna tienda de productos árabes o indios o algo por el estilo, ¿no? Otra opción para evitar lavarlos y secarlos es disminuir la sal al arroz (o suprimirla) y dejarlos rehogar con el mismo un ratillo, así te aseguras que no queda salado el plato y te ahorras parte del trabajo, jejee

Rebeca Rus dijo...

No estoy muy segura en el caso de los anacardos, pero en un buen Frutos Secos suelen vender almendras, cacahuetes y cosas por el estilo sin freír ni salar, asín que a lo mejor también lo hacen con los anacardos.

Palomares dijo...

Esta chica que escribe es graciosa y sabe lo que hacer con un pollo. Igual me acerco pronto a su casa...